El síndrome de Visión de Túnel: un mal que nos frena como sociedad
Muchas veces me pregunto por qué somos tan cortoplacistas o solo se buscan “soluciones” para los problemas más inmediatos, parece que vivimos atrapados en una especie de «visión de túnel«. Ese fenómeno que nos impide mirar más allá de lo inmediato, que nos lleva a enfocarnos en lo urgente mientras lo importante sigue quedando para después. Y así, estamos girando en círculos, repitiendo los mismos errores, poniendo parches temporales y sin encontrar la salida.
Este «síndrome» se ve en todos lados. Un ejemplo claro, es en cómo se gestiona la infraestructura de nuestras ciudades. Todo parece girar en torno a tapar baches, arreglar veredas rotas, construir edificios o ampliar un poco una avenida para aliviar el caos del tráfico, pero casi nunca se piensa en soluciones de fondo. ¿Dónde está la planificación urbana que contemple el crecimiento a largo plazo, los espacios verdes, el transporte público eficiente o la sustentabilidad ambiental? Mientras tanto, las ciudades crecen de manera desordenada, cada vez más densas, caóticas e insostenibles.
No es solo un problema de quienes toman las decisiones. Como sociedad también caemos en esta trampa. Nos conformamos con lo inmediato, sin exigir ni exigirnos proyectos a mediano o largo plazo que realmente mejoren nuestra calidad de vida. Miramos solo lo que tenemos delante de los ojos, sin una perspectiva más amplia que nos permita pensar en cómo nuestras ciudades podrían ser en 10 o 20 años si actuáramos diferente.
¿Y el resultado? Nos estancamos. No avanzamos porque no sabemos a dónde queremos llegar. La visión de túnel nos limita en el desarrollo de las ideas superadoras que contemplen nuestras fortalezas históricas, geográficas y tecnológicas, minimizando nuestras posibilidades de crecimiento real y sustentable en el tiempo.
Pero, ojo, esto no significa que estemos condenados. Si hay algo que caracteriza es nuestra capacidad para reinventarnos y salir adelante en los momentos más difíciles. Sin embargo, para superar este «síndrome«, necesitamos cambiar el chip. Tenemos que dejar de pensar solo en lo inmediato y empezar a construir un futuro en serio.